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Conocimos la finca de Lorenzo*, ubicada en una de las veredas asentadas a lo largo de la carretera Tumaco-Pasto. Lorenzo llegó hace décadas a Tumaco, es oriundo de un municipio de la Sierra Nariñense. Aquí, en su vereda, fue uno de los líderes que con gran entusiasmo impulsó el PNIS y ha acompañado incansablemente a las familias en el “calvario” que se ha convertido el programa, un problema que el mismo sufre en carne propia al ser usuario también del PNIS.

En esta vereda el programa ha presentado los mismos retrasos que aquejan a otros usuarios del municipio y en sí de todo el país. Pagos retrasados, falta de bienes y recursos de los proyectos de seguridad alimentaria. Y ahora, las familias siguen esperando que les cumplan con los proyectos de ciclo corto y largo, que contemplaban la ejecución de 19 millones de pesos.

Hace un par de años, Lorenzo inició un proyecto de piscicultura en su finca, con ayuda de varias instituciones y de algunas empresas. Comenzó teniendo pequeñas piscinas, hoy en día ya cuenta con más de tres en su predio. La piscicultura podría ser una alternativa a la coca, pero como con otros proyectos productivos necesita inversión y asistencia técnica. “El concentrado de los peces es carísimo” nos comenta Lorenzo.

Una tilapia de menos de un kilo (1 kg) recién pescada de las piscinas

Con el programa de sustitución, Lorenzo pretendía fortalecer la infraestructura de sus piscinas: comprar geomembranas y construir una estación piscícola para todas las familias inscritas al PNIS que en su proyecto de seguridad alimentaria decidieron el recurso de la tilapia. Sin embargo, ahora ven truncado esta aspiración, pues el programa recientemente les ha puesto como obstáculo el hecho de que sus predios se encuentren en una zona de reserva forestal, una figura ambiental que restringe las actividades agropecuarias. Desde la Agencia de Renovación del Territorio (ART), se ha insistido que la única alternativa serían proyectos ambientales, sin considerar otras opciones en el ordenamiento territorial como la Zona de Reserva Campesina, que entre otras cosas han solicitado los campesinos de estas veredas y quedó plasmada en el Plan de Acción Para la Transformación Regional (PATR) de la subregión Pacífico y Frontera Nariñense.

Aún con todos los obstáculos y vicisitudes que día a día emergen en la implementación del programa, Lorenzo sigue en su pretensión de poder exportar algún día su producción. Él nos insiste, “Yo sueño con mi empresa”.  

Mujeres y su proyecto piscícola

El liderazgo de Lorenzo motivó a que varias familias apostaran por la piscicultura en su proyecto de seguridad alimentaria del PNIS. Conocimos a cuatro usuarias del PNIS el día que visitamos la finca de Lorenzo. Fuimos a sus piscinas a conocer su proyecto de tilapia.

Alimentando a los peces más pequeños de la producción

Una de las mujeres con las que hablamos es Tania*, ella nos comenta que entre tanto incumplimiento del programa a ellas no les fue tan mal porque eligieron la tilapia. Los otros usuarios que optaron por el cerdo o las gallinas no les fue bien, en parte porque no tenían garantizada la comercialización del producto. Al menos ellas han podido vender su producto, pero les preocupa varias cosas: el programa solo les ofreció alimento para un periodo de tiempo, luego de eso ellas tendrían que asumir el costo del concentrado. También nos cuentan que necesitan expandir su negocio para poder crecer y que el proyecto sea más sustentable. Sin embargo, como los proyectos de ciclo corto y largo no han empezado a desarrollarse, temen que su proyecto quede estancado.

“Este terreno de las piscinas no es de nosotras, nos tocó arrendarlo y adaptarle puentes para poder adecuar las piscinas”

“En este proyecto también hay hombres, pero las mujeres hemos sido las que hemos liderado”, nos dice con orgullo Valeria*, una de las mujeres que conocimos esa tarde.

Una pequeña pausa después de alimentar los peces y recorrer las piscinas

Lorenzo, Tania, Valeria y las otras personas que hacen parte de este proyecto piscícola tienen toda la voluntad de mantenerse en la legalidad. Es uno de los pocos proyectos de seguridad alimentaria, prácticamente el único que conocemos en Tumaco, que tiene un balance medianamente positivo. El compromiso que tienen estos campesinos y campesinas en la sustitución debería ser una razón suficiente para que el estado invierta en estos pequeños proyectos, y como decía Lorenzo, que algún día estas familias puedan tener su propia empresa.

*Nombre cambiado por motivos de seguridad

Créditos

Diana Machuca: Coordinación del especial, elaboración de las historias.
Diego Lagos: Toma y edición de las fotografías.
Carolina Crosby: Diseño y construcción web del especial.